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Todo empezó de casualidad, siguiendo las señales sin saber que eran señales, haciéndolo todo, solo por instinto, sin saber que es lo que se quería lograr, pero igual caminando hacia ello, un pasillo, un cuarto, una terraza, muchas cosas inservibles, un terrible miedo, sin dinero, pero con muchos sueños, un argentino con un pie de yeso y con el otro que le quedaba, pisando Argentina, un caber en la entrada, el espanta pájaros e innumerables cosas más.

Así empezó el sueño que con el paso de el tiempo se fue acomodando o desacomodando según la percepción de cada uno, los colores que empezaron a cambiar, los clientes que no eran clientes, sino amigos que nos ayudaban, que nos frecuentaban, (de a diario).

Los mismos amigos que empezaron a cumplir con un horario de trabajo, con nosotros, empezaron las actividades, clases de tango, de guitarra, las velas del pasillo, las exposiciones, los filósofos, la hermana de uno de ellos que se empezó a juntar con sus amigos los jueves, las lluvias que nos agüitaban la venta, el amontonadero en la cocina, mi hermana y su oficina, la ampliación, para algunos comercial, para otros más espacio para los sueños, la partida de algunos miembros, la llegada de otros, el movimiento slow, roque, Don Gonzalo,
el policía, los de enfrente, los de la vuelta, el Silver.

Recuerdos y carcajadas imborrables, abrazos, lágrimas, cumpleaños, peleas, regaños. El trece lunas nos seguirá en movimiento, lo que hemos generado sigue aquí, y no en Abasolo 876, sino en cada uno de nosotros, en la conciencia que nos despertó, conexión que hicimos.

Levantando la cara, sin achicarnos por nada, agradeciendo cada día, recibiendo solo lo bueno, vamos trece lunas, a seguir con nuestros 13 sueños.

¡Mucha paz y buenavibra para todos!

<atrás